Siete perritos en condiciones deplorables, prácticamente en los huesos, fueron rescatados por agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) derivado de la denuncia iniciada el año pasado por representantes del refugio “La jauría de Balú”. Actualmente siguen en riesgo de morir porque se encuentran en el Centro de Control Canino donde no hay espacios para mantenerlos dignamente.

Este lamentable suceso de evidente maltrato animal tuvo comienzo el año pasado, pues de acuerdo con Alba Luisa, de la Jauría de Balú, una joven que se dice ser rescatista de animales mantuvo cautivos a estos canes, sin alimento, sin agua y en los rayos del sol, en una vivienda de Campestre, en Mineral de la Reforma.

Fueron vecinos del sector los que informaron a la organización protectora de animales que los canes se peleaban entre ellos y a uno ya casi lo mataban, quizá por la hambruna que padecían. A finales del año pasado la organización decidió denunciar formalmente los hechos ante la PGJEH.

Una vez liberada la orden de cateo en el predio, el pasado jueves, fueron rescatados los lomitos y canalizados al centro canino de La Calera, donde hay un sinnúmero de perros y gatos en las mismas condiciones derivado de los rescates que ha hecho la autoridad.

Pese a que mediante redes sociales se ha convocado a que la gente que pueda done dinero o algunas croquetas para los animales, estos se encuentran lejos de recuperar salud, pues tan solo estos últimos siete que fueron rescatados tienen problemas de deshidratación, están bajos de peso y posiblemente tenga padecimientos que serán revelados con estudios sanguíneos.