/ viernes 6 de noviembre de 2020

María se mantiene en constante lucha para sacar adelante y darles de comer a su familia

María Dolores tiene 28 años de edad, es madre de familia y trabaja en una maquiladora donde elaboran piezas para automóviles

Sonora.- El camino para llegar a la casa de María cada vez se hacía más largo, pues las calles de terracería levantan polvo ante cualquier movimiento, un par de hoyos, encharcamientos y algunos topes de tierra conforman el sendero que dirige al lugar donde vive, los niños jugando y los perros correteando se hacen notar al transitar por la colonia Las Peredas, ubicada en la orilla Sur de Hermosillo, la Ciudad del Sol, un hogar donde se siente más los 40 grados centígrados que marca el termómetro debido a que el techo de la casa está construido solo con láminas.

Desde las primeras horas, familias completas salen en busca del pan de cada día, los albañiles se dirigen a la obra, personas de limpieza a los hogares u oficinas, así como guardias de seguridad de los supermercados o los grandes edificios y vendedores de comida como burritos y tamales, entre otros oficios.

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María Dolores tiene 28 años de edad, es madre de familia y trabaja en una maquiladora donde elaboran piezas para automóviles, su día comienza en punto de las 8:00 horas al momento de preparar el desayuno para sus tres hijos pequeños, posteriormente realiza las actividades cotidianas para mantener su hogar ordenado e iniciar con el platillo fuerte del día, la comida.

Su casa se conforma por dos cuartos y un baño hechos de material; ladrillo, cemento y con techo de lámina gruesa, la cocina viste con una mesa de madera mediana, una estufa eléctrica con tres quemadores y un refrigerador que no está en funcionamiento, la habitación se mantiene fresca pues un cooler grande conserva el lugar frío durante todo el día y no puede faltar la televisión para mantener ocupados a los niños mientras realiza los deberes del hogar.

Debido a la contingencia por el Covid-19 suspendieron el trabajo en la maquiladora donde trabaja actualmente, por lo que durante dos meses se dedicó a la venta de comida para poder sobrevivir y sacar adelante a su familia.

“Fue muy difícil haberme quedado sin trabajo porque la empresa nos mandó a nuestras casas con un porcentaje muy poco del sueldo, entonces mi mamá me ayudó a hacer tamales de carne y elote con lo que me daban y los vendíamos para poder sacar de pérdida para el diario, para la alimentación, algunas veces hasta vendíamos ropa”, manifestó María.

Diariamente, para ella, sus hijos, su pareja que por el momento no trabaja y para uno que otro vecino, cada mañana prepara alrededor de 19 huevos, ya sea con chorizo, salchicha o jamón, mientras que a la hora de la comida cocina sopa de verduras con arroz y algunas veces con pollo dependiendo del ingreso económico con el que cuente.

Foto El Sol de Hermosillo

“De comida hacemos sopitas, algunas veces con pollo o carne pero cuando no teníamos de todos modos había la comida del diario, no dejábamos de comer, sí es difícil pero tratamos de sacar la comida diaria por los niños, más que nada”, expresó.

Cada semana le pagan los días laborados, son alrededor de mil pesos que recibe por trabajar de lunes a viernes, en un horario de abarca de las 17:00 a 02:00 horas, el sueldo lo utiliza para comprar verduras, huevos y alimentos no perecederos que puedan tener en la alacena, ya que el refrigerador que tiene en su casa no funciona por lo que todos los días compra los insumos que va a necesitar para los platillos que prepara.

Foto El Sol de Hermosillo

Eso sí, el refresco de cola y las tortillas de harina no pueden faltar para acompañar los alimentos del día.

“Ahora que regresamos ya ganamos un poco más, nos pagan el 100%, ya ganamos los vales y eso nos ayuda un poquito más y nos estamos acomodando otra vez al mismo ritmo de antes, es muy poco el tiempo que puedo dormir pero estamos al pie del cañón, le echamos muchas ganas”, señaló.

María tiene 5 hijos, dos son niñas, una tiene 12 años de edad y estudia la secundaria, mientras que la otra tiene 11 y está en la primaria, ambas viven con su padre biológico; con ella están los tres varones de 8, 5 y 2 años, quienes la única forma que tienen para estudiar es por medio de la televisión, ya que no cuentan con Internet ni un teléfono celular debido a que su mamá tuvo que empeñarlo para comprar alimento durante la contingencia y no han podido cumplir con las clases virtuales.

El haberse quedado sin trabajo fue uno de los momentos más difíciles para María, pues tenía que alimentar a sus tres hijos y pagar los servicios del hogar, sin embargo, sus ganas de salir adelante la motivaron a realizar otras actividades para recaudar fondos y tener un plato servido en la mesa, ya que diariamente gasta alrededor de 150 pesos para preparar las tres comidas del día.

“Esperamos que esto se regularice para poder seguir sobreviviendo y que todo vuelva a la normalidad, que podamos tener nuestros trabajos, que los niños regresen a la escuela y que nos sigamos protegiendo de esta enfermedad”, concluyó.

Sonora.- El camino para llegar a la casa de María cada vez se hacía más largo, pues las calles de terracería levantan polvo ante cualquier movimiento, un par de hoyos, encharcamientos y algunos topes de tierra conforman el sendero que dirige al lugar donde vive, los niños jugando y los perros correteando se hacen notar al transitar por la colonia Las Peredas, ubicada en la orilla Sur de Hermosillo, la Ciudad del Sol, un hogar donde se siente más los 40 grados centígrados que marca el termómetro debido a que el techo de la casa está construido solo con láminas.

Desde las primeras horas, familias completas salen en busca del pan de cada día, los albañiles se dirigen a la obra, personas de limpieza a los hogares u oficinas, así como guardias de seguridad de los supermercados o los grandes edificios y vendedores de comida como burritos y tamales, entre otros oficios.

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María Dolores tiene 28 años de edad, es madre de familia y trabaja en una maquiladora donde elaboran piezas para automóviles, su día comienza en punto de las 8:00 horas al momento de preparar el desayuno para sus tres hijos pequeños, posteriormente realiza las actividades cotidianas para mantener su hogar ordenado e iniciar con el platillo fuerte del día, la comida.

Su casa se conforma por dos cuartos y un baño hechos de material; ladrillo, cemento y con techo de lámina gruesa, la cocina viste con una mesa de madera mediana, una estufa eléctrica con tres quemadores y un refrigerador que no está en funcionamiento, la habitación se mantiene fresca pues un cooler grande conserva el lugar frío durante todo el día y no puede faltar la televisión para mantener ocupados a los niños mientras realiza los deberes del hogar.

Debido a la contingencia por el Covid-19 suspendieron el trabajo en la maquiladora donde trabaja actualmente, por lo que durante dos meses se dedicó a la venta de comida para poder sobrevivir y sacar adelante a su familia.

“Fue muy difícil haberme quedado sin trabajo porque la empresa nos mandó a nuestras casas con un porcentaje muy poco del sueldo, entonces mi mamá me ayudó a hacer tamales de carne y elote con lo que me daban y los vendíamos para poder sacar de pérdida para el diario, para la alimentación, algunas veces hasta vendíamos ropa”, manifestó María.

Diariamente, para ella, sus hijos, su pareja que por el momento no trabaja y para uno que otro vecino, cada mañana prepara alrededor de 19 huevos, ya sea con chorizo, salchicha o jamón, mientras que a la hora de la comida cocina sopa de verduras con arroz y algunas veces con pollo dependiendo del ingreso económico con el que cuente.

Foto El Sol de Hermosillo

“De comida hacemos sopitas, algunas veces con pollo o carne pero cuando no teníamos de todos modos había la comida del diario, no dejábamos de comer, sí es difícil pero tratamos de sacar la comida diaria por los niños, más que nada”, expresó.

Cada semana le pagan los días laborados, son alrededor de mil pesos que recibe por trabajar de lunes a viernes, en un horario de abarca de las 17:00 a 02:00 horas, el sueldo lo utiliza para comprar verduras, huevos y alimentos no perecederos que puedan tener en la alacena, ya que el refrigerador que tiene en su casa no funciona por lo que todos los días compra los insumos que va a necesitar para los platillos que prepara.

Foto El Sol de Hermosillo

Eso sí, el refresco de cola y las tortillas de harina no pueden faltar para acompañar los alimentos del día.

“Ahora que regresamos ya ganamos un poco más, nos pagan el 100%, ya ganamos los vales y eso nos ayuda un poquito más y nos estamos acomodando otra vez al mismo ritmo de antes, es muy poco el tiempo que puedo dormir pero estamos al pie del cañón, le echamos muchas ganas”, señaló.

María tiene 5 hijos, dos son niñas, una tiene 12 años de edad y estudia la secundaria, mientras que la otra tiene 11 y está en la primaria, ambas viven con su padre biológico; con ella están los tres varones de 8, 5 y 2 años, quienes la única forma que tienen para estudiar es por medio de la televisión, ya que no cuentan con Internet ni un teléfono celular debido a que su mamá tuvo que empeñarlo para comprar alimento durante la contingencia y no han podido cumplir con las clases virtuales.

El haberse quedado sin trabajo fue uno de los momentos más difíciles para María, pues tenía que alimentar a sus tres hijos y pagar los servicios del hogar, sin embargo, sus ganas de salir adelante la motivaron a realizar otras actividades para recaudar fondos y tener un plato servido en la mesa, ya que diariamente gasta alrededor de 150 pesos para preparar las tres comidas del día.

“Esperamos que esto se regularice para poder seguir sobreviviendo y que todo vuelva a la normalidad, que podamos tener nuestros trabajos, que los niños regresen a la escuela y que nos sigamos protegiendo de esta enfermedad”, concluyó.

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