/ martes 17 de abril de 2018

Vine a Chihuahua porque huí del hambre y la violencia de Venezuela, dice refugiada

Marivi y dos de sus hijos huyeron de su país y encontraron en México un lugar donde comenzar de nuevo

Ante la falta de alimentos, trabajo e inseguridad que vive Venezuela desde que comenzó la dictadura de Hugo Chávez y la heredó a Nicolás Maduro, Marivi y dos de sus hijos huyeron del país y encontraron en Chihuahua un lugar donde comenzar de nuevo.

La crisis política y social en Venezuela ha logrado que muchos de sus ciudadanos emigren a diferentes países, separándose de sus familias. Este es el caso de Marivi (como pidió que la llamáramos), quien pasó de ser empresaria y tener una economía estable a huir de su país para buscar una mejor calidad de vida para ella y su familia.

Actualmente Marivi trabaja en un establecimiento de la capital de Chihuahua poniendo y arreglando uñas. Comenta que su peregrinar ha sido un poco más fácil con el apoyo que le han brindado tanto sus compañeras de trabajo como sus hermanos de la Iglesia a la que pertenece.

Mi vida era bastante tranquila, porque tenía un tipo de trabajo donde la provisión era buena, vendía repuestos de carros (refacciones) y la situación no estaba como está actualmente, con lo que uno trabajaba podía uno vivir cómodamente siendo una clase media.

Sonriente y positiva, platica que se encuentra felizmente casada y tiene cuatro hijos de los cuales sólo uno vive con ella, otra en Atlanta y dos más se quedaron en Venezuela junto con su esposo.

Marivi comenta que tenía pensado viajar a Atlanta con su hija, pero le fue negada la visa, por lo que decidió quedarse en Chihuahua, apoyada por una amiga que ya radica en este estado.

“Mi amiga que vive aquí en Chihuahua me comentó que aquí en México se daba mucho lo de las uñas y pues dije voy a probar, pero de verdad buscando la oportunidad de salir adelante y sobre todo sacar a las dos pequeñas adelante, porque la calidad de vida allá es muy difícil”, afirma con una tenue sonrisa de felicidad.

Marivi llegó de primera instancia a la Ciudad de México, quedándose con familiares. Su idea sólo era pasar algunos días allá y juntar dinero para trasladarse al norte del país.

Vive con uno de sus cuatro hijos, Alfredo, de 23 años, él trabaja como mesero y junto con ella también decidió salir de su ciudad natal, Barquisimeto Estado Lara, Venezuela. Esto ha sido toda una hazaña para alguien que lleva poco más de siete meses en el país.

Marivi relata que ella, como miles de venezolanos indocumentados o refugiados, ha tenido que trabajar de manera ilegal para poder mandar dinero a sus familiares. Si bien la paga es poca, agradece el apoyo que le han brindado todos los mexicanos, en especial los chihuahuenses que le han salvado de situaciones difíciles por las que ha pasado.

Ella afirma que ha tenido mucha suerte, pues un gran número de personas que se han acercado a ella, principalmente en donde labora, le han brindado las herramientas necesarias para que junto con su hijo se atenúe su difícil situación.

El movimiento es vida

Marivi platica que los ciudadanos venezolanos tienen muchas restricciones, pero la que no han perdido es la de salir de su país ocupando diversos medios. Unos por el poco recurso que tienen toman la vía terrestre que es la más larga, otros lo hacen vía área, aunque esta opción mucho más costosa, pues deben comprar el boleto redondo y así evitar ser cuestionados por el gobierno.

Muchos de ellos deciden quedarse en Colombia, la vía relativamente más cercana y económica a la República Bolivariana, otros prefieren tomar el camino largo y llegar a México.

La familia es primero

Cuenta Marivi que una de las razones por la que los venezolanos huyen es por la escasez de alimentos y de medicamentos.

“Mi hija Michel se enfermó de infección en los riñones, la llevé al médico para que la revisara, pues la fiebre era imparable, le hicieron todos los estudios y el médico me comentó que era arenilla en los riñones y le recetó medicamentos muy fuertes”, relata con tristeza.

“Un día me levanté por la mañana y recorrí todo el Estado Lara y no encontré el bendito medicamento, pues todos los anaqueles de medicinas estaban vacíos. Yo dije, mi hija se puede morir porque no hay el bendito medicamento. Así como yo, había muchas personas consiguiendo medicamento, ¡eso me dio mucha indignación! Tuve que mandar cadenas por WhatsApp y así pude conseguir el medicamento, me regalaban uno por aquí una por allá, así hice el tratamiento de mi hija”.

Según dice, el gobierno venezolano tiene todo un sistema computarizado para medir la cantidad de insumos que pueden comprar en los supermercados, nadie puede tomar más de lo que en su registro aparece.

“El modo operación es agarrar los últimos números de tu cédula (identificación oficial), y delegarle un día a cada número, ese día tienes que salir bien temprano y ¡sí hablo de bien temprano! No es a las 6 de la mañana, es dormir una noche allá poner un cartoncito en el piso y poder comprar algo”, dice inconforme. “No te puedes llevar lo que quieras, sino lo que ellos quieren, puede ser un kilo de harina o un kilo de arroz o si llegas con la bendición puedes llevarte las dos”.

Su vida es un poco más tranquila en Chihuahua, además de que ha encontrado grandes diferencias con su país natal.

“Se lo repito demasiado a mi esposo, cuando a mí se me sientan y me dicen que esto está mal, ¡yo le digo de verdad no han visto ni por un huequito a Venezuela!” relata. “Una persona acá sí se sabe administrar y valora lo que tiene, vive tranquila porque aquí hay decisión, aquí hay calidad de vida. Tú vas con una quincena de trabajo o una semana y puedes porque hay una elección, o eliges el chico o grande y es lo mismo y puedes alimentarte mejor”.

Afirma que la diferencia es totalmente notoria entre Venezuela y México, mientras su esposo hace fila de 4 horas para obtener carne de res, ella va al supermercado con toda la libertad.

La primera vez que fui a un supermercado, mi amiga me grabó porque yo quería llevarme todo, mi amiga me tranquilizaba y me decía ¡Gorda estás en México, estás en Chihuahua!, ¿pero si se acaba?, le preguntaba yo. Tenía ganas de llorar, pues yo podía tener todo y los de allá no.

Marvi dice que ha podido notar detalles que le han permitido entender a fondo la extremosa situación por la que pasa Venezuela. Recuerda los discursos del entonces candidato, Hugo Chávez en 1998, en los que prometía los grandes cambios para Venezuela, aunque afirma que de ninguna manera votó por él.

“Puedo decir que muchos de mi familia sí votaron por ese señor, porque obviamente estábamos cansados de cómo estaban robándole al país y te empiezan a lavar el cerebro a prometer modificaciones, a decirte que vas hacer salvado, restaurado que se acabará la pobreza, infinidad de cosas, vieron una escapatoria todas las personas que votaron por él y ¡fue peor el remedio que la enfermedad! porque de verdad este señor nos llevó al desastre. Siendo un país rico él se apropió de todo dejándonos a nosotros sin nada. Si bien en los primeros tres años de mandato del expresidente Hugo Chávez fueron el acomodo de lo que se venía venir, se murió y Maduro terminó de destrozar el país”.

Marivi recuerda la difícil situación que se comenzó a vivir en su país desde ese tiempo y nos comenta: “Maduro destrozó al país al igual que su comité, ahí no hubo elección no hubo derecho de expresión sencillamente ahí no hubo nada, sólo se traspasaron el poder y listo”.

Enojada repasa los discursos en los que prometían grandes cambios, pero que al pasar el tiempo nunca llegaron.

“Prometieron más trabajo, que íbamos a crecer que ya no iban a robar, que las clases bajas ya podrían abastecerse si necesitaban para su salud hospitales. Pero nada, todo eso ha sido mentira” enfatiza enojada. “Vas a un hospital en Venezuela y te dan ganas de llorar porque el hospital está destruido, los colchones rotos no hay nada y la gente se está muriendo, nadie me cuenta ¡Yo lo viví!”.

Comenta que miles de venezolanos han optado por obtener del extranjero todos sus insumos personales, pues en Venezuela cada día se vuelve más difícil encontrarlos.

“Papel rollo, pasta dental, todo eso lo debes traer de otros países, aunque los chinos son los que han estado haciendo su agosto las llevan allá y las venden”, comenta. “Por lo menos lo que es Colgate, Harina Pan y Empresas Polares se fueron, muchas empresas se fueron, todas las empresas que abastecían la canasta básica se fueron”.

Con una mueca de angustia recuerda las anécdotas que la han marcado debido a la escasez y la inflación de todos los alimentos: “Hay personas que eran gorditas y las vuelves a ver y les preguntas ¿pero qué te pasó? Y te responden ¡Nada, la dieta de Maduro!”.

Para modificar su destino, prefiere quedarse legalmente en el país. “Tengo un sentimiento hermoso por este país, todo ha sido del uno con el otro”, afirma. Sin embargo, tiene sus dudas, comenta que ha escuchado algunos rumores de la situación política y social de México desde hace algunos años.

“Yo no estoy tan al tanto de la política en México, pues tengo pocos meses acá, pero sí he escuchado bastante la forma de hablar y de expresarse de López Obrador. Lo he escuchado mucho ¡se me eriza la piel! Me parece que está hablando Chávez o Maduro”, dice inconforme. “Sólo pido que tengan mucho discernimiento y que sepan por quién van a votar, no puedo juzgarlo, pero esa parte me recuerda a Venezuela”.

Aunque Marivi no tiene la voluntad de opinar sobre la política del país, platica sobre los rumores: “Muchas personas de Venezuela me han dicho que apoyan a Andrés Manuel en su campaña. Sólo me han platicado, aunque no puedo asegurarlo. Se habla sobre México y sobre ese señor, que si gana se va a convertir en una Venezuela, ¡aunque yo declaro que eso no va a ser así en el nombre de Jesús!”, termina con la mirada al cielo.

Destaca la voluntad de las personas ha conocido y resalta: “A todas las personas que conozco les digo que no se quejen y simplemente luchen. Lucha por tu país y todo hazlo con discernimiento para que sepas por quién votar y cómo vas actuar. De verdad no se quejen, no pueden ni imaginarse cómo está Venezuela, lo que pasa en las noticias no es ni la cuarta parte de lo que verdaderamente está pasando. Aquí en México todavía son libres”, afirma. “Como están ustedes hartos de la corrupción, así estábamos nosotros ¡éramos felices y no lo sabíamos! Decidimos tener un cambio y hacer un cambio tomando en cuenta a esas personas que están en el poder y fue peor el remedio que la enfermedad”, concluye.


Ante la falta de alimentos, trabajo e inseguridad que vive Venezuela desde que comenzó la dictadura de Hugo Chávez y la heredó a Nicolás Maduro, Marivi y dos de sus hijos huyeron del país y encontraron en Chihuahua un lugar donde comenzar de nuevo.

La crisis política y social en Venezuela ha logrado que muchos de sus ciudadanos emigren a diferentes países, separándose de sus familias. Este es el caso de Marivi (como pidió que la llamáramos), quien pasó de ser empresaria y tener una economía estable a huir de su país para buscar una mejor calidad de vida para ella y su familia.

Actualmente Marivi trabaja en un establecimiento de la capital de Chihuahua poniendo y arreglando uñas. Comenta que su peregrinar ha sido un poco más fácil con el apoyo que le han brindado tanto sus compañeras de trabajo como sus hermanos de la Iglesia a la que pertenece.

Mi vida era bastante tranquila, porque tenía un tipo de trabajo donde la provisión era buena, vendía repuestos de carros (refacciones) y la situación no estaba como está actualmente, con lo que uno trabajaba podía uno vivir cómodamente siendo una clase media.

Sonriente y positiva, platica que se encuentra felizmente casada y tiene cuatro hijos de los cuales sólo uno vive con ella, otra en Atlanta y dos más se quedaron en Venezuela junto con su esposo.

Marivi comenta que tenía pensado viajar a Atlanta con su hija, pero le fue negada la visa, por lo que decidió quedarse en Chihuahua, apoyada por una amiga que ya radica en este estado.

“Mi amiga que vive aquí en Chihuahua me comentó que aquí en México se daba mucho lo de las uñas y pues dije voy a probar, pero de verdad buscando la oportunidad de salir adelante y sobre todo sacar a las dos pequeñas adelante, porque la calidad de vida allá es muy difícil”, afirma con una tenue sonrisa de felicidad.

Marivi llegó de primera instancia a la Ciudad de México, quedándose con familiares. Su idea sólo era pasar algunos días allá y juntar dinero para trasladarse al norte del país.

Vive con uno de sus cuatro hijos, Alfredo, de 23 años, él trabaja como mesero y junto con ella también decidió salir de su ciudad natal, Barquisimeto Estado Lara, Venezuela. Esto ha sido toda una hazaña para alguien que lleva poco más de siete meses en el país.

Marivi relata que ella, como miles de venezolanos indocumentados o refugiados, ha tenido que trabajar de manera ilegal para poder mandar dinero a sus familiares. Si bien la paga es poca, agradece el apoyo que le han brindado todos los mexicanos, en especial los chihuahuenses que le han salvado de situaciones difíciles por las que ha pasado.

Ella afirma que ha tenido mucha suerte, pues un gran número de personas que se han acercado a ella, principalmente en donde labora, le han brindado las herramientas necesarias para que junto con su hijo se atenúe su difícil situación.

El movimiento es vida

Marivi platica que los ciudadanos venezolanos tienen muchas restricciones, pero la que no han perdido es la de salir de su país ocupando diversos medios. Unos por el poco recurso que tienen toman la vía terrestre que es la más larga, otros lo hacen vía área, aunque esta opción mucho más costosa, pues deben comprar el boleto redondo y así evitar ser cuestionados por el gobierno.

Muchos de ellos deciden quedarse en Colombia, la vía relativamente más cercana y económica a la República Bolivariana, otros prefieren tomar el camino largo y llegar a México.

La familia es primero

Cuenta Marivi que una de las razones por la que los venezolanos huyen es por la escasez de alimentos y de medicamentos.

“Mi hija Michel se enfermó de infección en los riñones, la llevé al médico para que la revisara, pues la fiebre era imparable, le hicieron todos los estudios y el médico me comentó que era arenilla en los riñones y le recetó medicamentos muy fuertes”, relata con tristeza.

“Un día me levanté por la mañana y recorrí todo el Estado Lara y no encontré el bendito medicamento, pues todos los anaqueles de medicinas estaban vacíos. Yo dije, mi hija se puede morir porque no hay el bendito medicamento. Así como yo, había muchas personas consiguiendo medicamento, ¡eso me dio mucha indignación! Tuve que mandar cadenas por WhatsApp y así pude conseguir el medicamento, me regalaban uno por aquí una por allá, así hice el tratamiento de mi hija”.

Según dice, el gobierno venezolano tiene todo un sistema computarizado para medir la cantidad de insumos que pueden comprar en los supermercados, nadie puede tomar más de lo que en su registro aparece.

“El modo operación es agarrar los últimos números de tu cédula (identificación oficial), y delegarle un día a cada número, ese día tienes que salir bien temprano y ¡sí hablo de bien temprano! No es a las 6 de la mañana, es dormir una noche allá poner un cartoncito en el piso y poder comprar algo”, dice inconforme. “No te puedes llevar lo que quieras, sino lo que ellos quieren, puede ser un kilo de harina o un kilo de arroz o si llegas con la bendición puedes llevarte las dos”.

Su vida es un poco más tranquila en Chihuahua, además de que ha encontrado grandes diferencias con su país natal.

“Se lo repito demasiado a mi esposo, cuando a mí se me sientan y me dicen que esto está mal, ¡yo le digo de verdad no han visto ni por un huequito a Venezuela!” relata. “Una persona acá sí se sabe administrar y valora lo que tiene, vive tranquila porque aquí hay decisión, aquí hay calidad de vida. Tú vas con una quincena de trabajo o una semana y puedes porque hay una elección, o eliges el chico o grande y es lo mismo y puedes alimentarte mejor”.

Afirma que la diferencia es totalmente notoria entre Venezuela y México, mientras su esposo hace fila de 4 horas para obtener carne de res, ella va al supermercado con toda la libertad.

La primera vez que fui a un supermercado, mi amiga me grabó porque yo quería llevarme todo, mi amiga me tranquilizaba y me decía ¡Gorda estás en México, estás en Chihuahua!, ¿pero si se acaba?, le preguntaba yo. Tenía ganas de llorar, pues yo podía tener todo y los de allá no.

Marvi dice que ha podido notar detalles que le han permitido entender a fondo la extremosa situación por la que pasa Venezuela. Recuerda los discursos del entonces candidato, Hugo Chávez en 1998, en los que prometía los grandes cambios para Venezuela, aunque afirma que de ninguna manera votó por él.

“Puedo decir que muchos de mi familia sí votaron por ese señor, porque obviamente estábamos cansados de cómo estaban robándole al país y te empiezan a lavar el cerebro a prometer modificaciones, a decirte que vas hacer salvado, restaurado que se acabará la pobreza, infinidad de cosas, vieron una escapatoria todas las personas que votaron por él y ¡fue peor el remedio que la enfermedad! porque de verdad este señor nos llevó al desastre. Siendo un país rico él se apropió de todo dejándonos a nosotros sin nada. Si bien en los primeros tres años de mandato del expresidente Hugo Chávez fueron el acomodo de lo que se venía venir, se murió y Maduro terminó de destrozar el país”.

Marivi recuerda la difícil situación que se comenzó a vivir en su país desde ese tiempo y nos comenta: “Maduro destrozó al país al igual que su comité, ahí no hubo elección no hubo derecho de expresión sencillamente ahí no hubo nada, sólo se traspasaron el poder y listo”.

Enojada repasa los discursos en los que prometían grandes cambios, pero que al pasar el tiempo nunca llegaron.

“Prometieron más trabajo, que íbamos a crecer que ya no iban a robar, que las clases bajas ya podrían abastecerse si necesitaban para su salud hospitales. Pero nada, todo eso ha sido mentira” enfatiza enojada. “Vas a un hospital en Venezuela y te dan ganas de llorar porque el hospital está destruido, los colchones rotos no hay nada y la gente se está muriendo, nadie me cuenta ¡Yo lo viví!”.

Comenta que miles de venezolanos han optado por obtener del extranjero todos sus insumos personales, pues en Venezuela cada día se vuelve más difícil encontrarlos.

“Papel rollo, pasta dental, todo eso lo debes traer de otros países, aunque los chinos son los que han estado haciendo su agosto las llevan allá y las venden”, comenta. “Por lo menos lo que es Colgate, Harina Pan y Empresas Polares se fueron, muchas empresas se fueron, todas las empresas que abastecían la canasta básica se fueron”.

Con una mueca de angustia recuerda las anécdotas que la han marcado debido a la escasez y la inflación de todos los alimentos: “Hay personas que eran gorditas y las vuelves a ver y les preguntas ¿pero qué te pasó? Y te responden ¡Nada, la dieta de Maduro!”.

Para modificar su destino, prefiere quedarse legalmente en el país. “Tengo un sentimiento hermoso por este país, todo ha sido del uno con el otro”, afirma. Sin embargo, tiene sus dudas, comenta que ha escuchado algunos rumores de la situación política y social de México desde hace algunos años.

“Yo no estoy tan al tanto de la política en México, pues tengo pocos meses acá, pero sí he escuchado bastante la forma de hablar y de expresarse de López Obrador. Lo he escuchado mucho ¡se me eriza la piel! Me parece que está hablando Chávez o Maduro”, dice inconforme. “Sólo pido que tengan mucho discernimiento y que sepan por quién van a votar, no puedo juzgarlo, pero esa parte me recuerda a Venezuela”.

Aunque Marivi no tiene la voluntad de opinar sobre la política del país, platica sobre los rumores: “Muchas personas de Venezuela me han dicho que apoyan a Andrés Manuel en su campaña. Sólo me han platicado, aunque no puedo asegurarlo. Se habla sobre México y sobre ese señor, que si gana se va a convertir en una Venezuela, ¡aunque yo declaro que eso no va a ser así en el nombre de Jesús!”, termina con la mirada al cielo.

Destaca la voluntad de las personas ha conocido y resalta: “A todas las personas que conozco les digo que no se quejen y simplemente luchen. Lucha por tu país y todo hazlo con discernimiento para que sepas por quién votar y cómo vas actuar. De verdad no se quejen, no pueden ni imaginarse cómo está Venezuela, lo que pasa en las noticias no es ni la cuarta parte de lo que verdaderamente está pasando. Aquí en México todavía son libres”, afirma. “Como están ustedes hartos de la corrupción, así estábamos nosotros ¡éramos felices y no lo sabíamos! Decidimos tener un cambio y hacer un cambio tomando en cuenta a esas personas que están en el poder y fue peor el remedio que la enfermedad”, concluye.


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